Consiste en la percepción de un ruido que no procede de una fuente externa. Es un síntoma de algún trastorno. Se percibe de diferentes formas: rugido, timbre, chasquido, zumbido. También se le llama tinnitus o acúfenos. Puede variar de tono y percibirse en uno o ambos oídos, de forma continua o intermitente. Se acentúa por la noche y en periodos de estrés. Se recomienda en primer lugar acudir al otorrino, al médico de cabecera y si no se encuentran las causas al osteópata de confianza. Puede ser causado por diferentes causas:
- Traumatismo
- Acumulación de cerumen
- Efecto secundario de medicamentos (ácido acetil-salicílico y algunos diuréticos)
- Problemas vasculares (hipertensión, arterioesclerosis)
- Exposición prolongada a ruidos de alta intensidad
- Enfermedad de Meniere (asociado a vértigos)
- Rigidez de los huesos del oído interno (otoesclerosis)
- Enfermedades dentales
- Infecciones
En relación a la osteopatía hay que valorar, asociado a este síntoma:
- Paso de la arteria vertebral a través de la columna cervical. Las cervicales inferiores pueden alterar el sistema simpático disminuyendo la vascularización del oído interno. Las superiores, en concreto el atlas, es una zona de alto compromiso de la arteria
- Articulación temporo-mandibular: su disfunción puede provocar zumbidos
- El hueso temporal, si está en fijación, puede irritar la arteria carótida o el nervio auditivo. A su vez habría que valorar toda la movilidad craneal
- A nivel muscular, el pterigoideo externo o la porción profunda del masetero pueden provocar los zumbidos