El dolor agudo es fundamental para la supervivencia. Su función es protectora para que se evite desarrollar conductas que incrementan la lesión. Es un sistema de alarma ante una agresión química, física o traumática. Persiste mientras dure el proceso de curación o cicatrización de los tejidos. Suelo recomendar acudir a su osteópata de confianza si tras 5 o 10 días con reposo relativo y aplicando frío o calor, persiste. Atajar el problema lo antes posible, disminuye el tiempo de recuperación. El dolor crónico persiste de 3 a 6 meses. Se extiende más allá de la lesión con la que inicialmente comenzó. Es un dolor inútil, ya que no previene ni evita daño. Se corre el riesgo de abusar de los fármacos. El tratamiento debe abarcar factores personales (psicológico, emocional o ambiental), alimentarios (abandonar malos hábitos) así como enseñar a cuidar y mover de forma correcta la parte del cuerpo afecta. La Fisioterapia y la Osteopatía pueden evitar los dolores no traumáticos. En el campo de la prevención, se revisa la movilidad y elasticidad de los diferentes tejidos del cuerpo, evitando sobrecargas y favoreciendo en equilibrio. La realización de ejercicio físico adecuado es importante a nivel personal para ejercitar el organismo.